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Técnicas de revisión de textos: cómo analizar el uso (demasiado) frecuente de palabras


Cada uno tiene sus particularidades y defectos al escribir, y todos, todos, tenemos cierta tendencia a utilizar unas expresiones u otras a modo de “muletilla”. Con el tiempo adoptamos de forma inconsciente palabras “fetiche” que se sienten cómodas entre el teclado y nuestra mente, tanto que lo dedos ni las perciben, y al hacer una revisión normal, se esconden como sombras. La técnica de revisión que vamos a usar, por análisis de frecuencia de palabras es muy sencilla y será como encender una linterna potente en nuestro texto.

Seguro que un filólogo sabe poner nombre a este término que se me escurre. Tú me entiendes, lo habrás detectado en conversaciones ajenas, incluso en textos de terceros. En tus propias líneas anda camuflado y sospechas que está ahí. Pues bien, vamos a usar un método analítico, las matemáticas son inapelables: vamos a cazar tus muletillas.

Utilizaré dos herramientas: Scrivener (posiblemente la mejor herramienta que haya para escritores) y una página web que hace la misma función de análisis de frecuencia y que es gratuita. Lo primero que necesitamos es un texto, cuanto más grande sea, mejor, yo diría que debería tener un mínimo de 1000 palabras. Con un texto literario sacarás mas jugo, ya que en el ensayo a menudo el propio texto tiene una estructura determinada que provoca que se utilicen ciertas palabras con más frecuencia y no necesariamente esto implica nada malo, como los adverbios acabados en mente, donde en los ensayos son mucho más habituales. Sí, acabo de usar uno.

En Scrivener

Vamos a hacer un análisis de frecuencia de palabras en Scrivener. Para ello, iremos a menú proyecto -> Text statistics (Estadísticas del texto)

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Nos mostrará una ventana como esta:

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Haciendo click en “Frecuencia de palabras” y luego ordenando por la columna “Recuento” para que nos muestre primero las palabras que más aparecen en el texto. Aquí ya podemos sacar datos de utilidad, en mi caso concreto la primera palabra que aparece es “una” con 14 repeticiones, luego “aquel” con 9, “pero” con 7 y otras como “mirada”, “ojos” o “todo” que por sus características quizás podría necesitar usar sinónimos para no repetirlas tanto, eliminarlas o cambiar el texto. Vamos a hacer una lista de las palabras que mas repetimos y que se podrían reemplazar por otras en nuestro texto. Solo nosotros conocemos lo que quiere decir ese texto y qué palabras no se pueden reemplazar y cuáles sí.

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Esta es la forma en la que descubrí que usaba mucho “PERO” y “AQUEL”, repetí la búsqueda en otros textos y … lo mismo. Tenía (y tengo) un problema similar con los verbos “había” y “era” en mi texto. Todo esto no deja de ser una pobreza léxica de fácil solución, pero lo importante es apuntar esas palabras que tanto repites y ser consciente de ellas cuando escribes algo nuevo, para no caer en los mismos errores. Conócete a ti mismo y tus muletillas y tus recurrencias para mejorar.

Sin scrivener

Si no tienes Scrivener puedes utilizar la misma técnica con esta página web:

http://www.morethanbooks.eu/cuenta-palabras/#

Te dará una tabla con las recurrencias de palabras del texto que introduzcas, una lista similar a la de Scrivener:

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El siguiente paso es coger esa lista de palabras que hemos hecho, e identificar una por una, la situación de esas palabras concretas en el texto (en mi ejemplo “aquel”) y ver su distribución a lo largo del escrito. Al verlo gráficamente es cuando entendemos lo feo que es que se repita tanto una palabra, lo mismo que cuando escribíamos redacciones en clase de lengua y estaba lleno de marcas rojas de la profesora. En este caso he usado de nuevo Scrivener, porque resalta muy bien las palabras que buscamos:

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En este ejemplo hay bastantes sitios donde poder reemplazar “aquel” y simplificar el texto, hacerlo más fluido. Es tremendamente fácil ya que están marcadas. Sabemos que usamos muchas y en algunos casos, están muy juntas. Podemos atacar el problema, palabra por palabra. Hay que tener especial cuidado de no usar otra de las palabras que ya están en la lista, o si no, deberíamos volver a hacer el análisis de nuevo.

Una vez que visualizas un texto de esta manera, ya no puedes olvidar la importancia de elegir bien las palabras. Al fin y al cabo ser escritor no es sólo contar una historia interesante, si no además contarla de forma precisa, fluida y elegante, y eso es un trabajo mucho mas complejo que tener una buena ortografía.


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